BENJAMÍN AMADEO Entrevistas El ascendente actor y compositor publicó a fines del año pasado su debut solista “Vida Lejana” en medio de sus compromisos interpretativos, un tiempo profesional que contempla con seguridad y muy pocas cavilaciones. Si pudieras recordar tu infancia con un breve film en blanco y negro, ¿cómo sería? El video muestra una imagen de un chico llegando a casa y tirando en la cama la mochila del colegio, tocando su guitarra “Fonseca” que por entonces le quedaba realmente gigante, y aprendiendo a sacar cosas de Sui Generis. Pero la otra imagen en ese mismo film sería el mismo chico que también quería imitar a Michael Jackson pero subido a ese escenario era simplemente Pappo. Era una situación muy deforme. En mi casa no había demasiado interés familiar por la música, el enfermo era yo. En mi época escuchaba “Oid Mortales”, esos discos deformes de compilados de música tecno, cosas de “Zapato Veloz”, Calamaro y Led Zeppelin. Tenía una ensalada bastante gigante y me vino muy bien durante aquél momento escuchar un montón de cosas. Veo tierno a ese chico queriendo ser Pappo, pero ahora soy ese joven que buscaba materializar sus sueños y deseos. La música argentina tiene en verdad cosas fenomenales: Babasónicos siempre está proponiendo algo nuevo, cosas diferentes. Para mí Gustavo Cerati era como un “elfo”, haciendo una suave analogía literaria. Era un elevado en la composición y yo tengo muchas ganas de tocar la guitarra desde que Gustavo estuvo en este mundo. Publicaste un álbum de pop-rock en una temporada donde fallecieron notables figuras del género. ¿Cómo los recordás tras estas inesperadas partidas físicas? Prince era alguien muy reservado con su material. No sé si era un genio o un loco, pero al saber de su muerte me pareció una situación muy triste. Lo primero que me vino a la mente fue decir que se están muriendo los “faros de occidente”. Pensar al mismo tiempo que estoy muy viejo, que estamos viejos. Cuando uno inicia una carrera musical quiere que todos lo escuchen y me hubiese encantado que Prince oyera mi álbum, lo tomara y dijera “es una mierda” para luego tirarlo por los aires. Era un mal tratador gigante y hermoso. Noticias como las muertes de Bowie, Prince o mucho más cerca, George Michael, me provocan mucha lástima y dolor. Hay una parte mía que me duele mucho y resulta de no poder seguir presenciando lo que esa gente creaba. Ellos sumaban y en un momento ya empezaba a multiplicarse. Conocí a Prince de grande, me pareció una maravilla. Lo vi en Las Vegas cantando en un show donde surgió como invitado de una cantante de color. Mary J. Blidge lo invitó a su recital, pese que iba a subir Bono por un cover que ella había hecho de los U2. Pero cuando estaba por la mitad del tema, Prince entró con unos zapatos terribles, mala onda, arrancaron “Nothing Compares To You” y se vino abajo todo. Es una mierda que se muera esta clase de gente. ¿Te hacía algún ruido en lo interno ingresar a un sello que tiene actores cantantes, como Facundo Arana o Mike Amigorena? No me importa nada, pero también tiene a Abel Pintos, que es un astro de la música. Están los IKV, Mar-celo Moura. Yo soy un actor que canta y un músico que actúa. Ojo, Facundo siempre tocó el saxo, lo conozco hace muchísimos años y no por la televisión. Desde que lo conozco, él se colgó un saxo y nunca se lo sacó. Mike siempre cantó, pero se hizo conocido por otra cosa. Lo fui a ver cuando hacía Ambulancia a Clásica y Moderna, donde mezclaba ambas cosas. Además mi trabajo es desmistificar esos acuerdos que hay entre público y artistas, que si hacés una cosa después no podés hacer otra. Sé que choca, pero hay que ser cuidadoso y hay que ser elástico y comunicarlo bien. Si tenés ganas de hacerlo, punto, tenés que encararlo y asumir las consecuencias de meterte en ambas cosas así. En mi caso trabajé lo suficiente para que lo resista el disco y asumo esa decisión. Creo que el álbum se la banca y todas las miradas son muy bienvenidas. Después puedo hacer una película y tocar, o hacer teatro y realizar un concierto, ese camino lo elegí yo y va a ser así. Puede surgir una persona que me diga “¡empezaste a tocar rock y ahora vas a hacer una obra de teatro!”. El disco tuvo decisiones cruciales, por ejemplo no incluir o meter de cajón “Te imaginé” -la cortina de ShowMatch en 2015-. O no hacer cóvers y no traer invitados. Es una forma de pararse en una carrera que va a ser para toda la vida. Es un debate que surge todo el tiempo, cualquiera sea la disciplina. Ambas cosas pueden convivir, habrá situaciones para todos los gustos, la música no tiene un solo lugar donde puede concretarse. Tal vez todas estas cosas debieron surgir antes. No veo que estas carreras se pisen, se crucen, muy por el contrario percibo que tienden a retroalimentarse. Siento que todos los proyectos van a convivir. En estos tiempos desdoblados de tareas, ¿cómo manejás lo musical con lo actoral? Con la mayor responsabilidad posible. Estoy muy enchufado con el disco pero voy a seguir haciendo cosas con la actuación. Cosas cada vez más grandes y ambiciosas, sosteniendo todo el tiempo un gran compromiso estético y siendo muy responsable. Todo esto me agarra en un momento donde yo atravesé varias etapas en el recorrido artístico. Obviamente sin creérmela, creo saber qué cagadas no mandarme. Entonces uno arranca cada cosa con la premisa de hacerlo lo mejor posible, comunicarlo responsablemente, saber que estás haciendo las dos cosas y que la gente aunque te diga que no podés hacer ambas, si en el fondo vos sentís que sí, entonces naturalmente tenés que encararlo de esa manera. Yo ya soy las dos cosas, ahora lo que estoy haciendo es produciéndolas, pero ya hago música y ya actuó. Las dos cosas me gustan y se complementan, creo que se potencian. En mí la música estuvo desde siempre, era lo único que hacía bien en el colegio. Coro de música, ¿viste cuando es a lo único que prestás atención? Más grande intenté carrera gráfica, comunicación social y después cine. Pero un hubo progresos, de alguna forma la música es lo que culmina una etapa de intentarlo y ahora cobra forma con el disco. Siempre gestioné para armar unas bandas con mis amigos, pasé por muchas, siempre pensando en la música. ¿Te hacía algún tipo de ruido que los productores que habitualmente venían trabajando con Lali Espósito ahora se pusieran a darte una mano con tu álbum? No me importaba nada. A los realizadores los eligió Pablo Durand y para mí fue una alegría enorme. Fue una decisión en conjunto pero Pablo sabe más que yo. Cuando decidió que los productores fueran los de 3Música fue una alegría enorme. Tenía una amistad con ellos, los valoro intensamente como músicos y productores. Si mi relación con mi ex-novia estaba allí era obvio que eso iba a ocupar cierto espacio mediático. Finalmente la música depende de lo que vos hagas, tampoco hubiese estado mal si lo hacía. Todo tenía que ver conmigo. Lo importante era que las canciones estuvieran buenísimas. ¿Cuánto te jugó en contra tener un tema en lo de Tinelli antes de tu álbum? Tal vez todos pensaron que iba a ser un disco todo en sintonía con ShowMatch. No sé si me jugo en contra. Si librás la edición de un disco a que esté supeditado por otras inquietudes, como por ejemplo, el hecho de producir para otros -cosa que me encanta-, en este caso hacer una cortina para un programa de televisión muy conocido creo que juega a favor. Hasta ese momento nadie imaginaba que yo podía escribir una canción que terminó seleccionada para ese ciclo de TV, tan pegadiza. ¿Buscabas generar un álbum de pop guitarrero? Ocurren al mismo tiempo las cosas buscadas y todas aquellas que son inevitables. Entre las primeras, deseaba que estuviera la guitarra. Soy guitarrista y concibo las canciones con la acústica. Toco mal el piano y todavía me cuesta desarrollar algo, entonces las hago con la guitarra. Es un disco muy guitarrero, porque ese instrumento llena los agujeros y es el que propone ciertas cosas. Después está la búsqueda con la intención de hacer un álbum ecléctico. Era hacer un disco que pudiese coquetear con todos los intereses musicales que yo tenía. Los gustos musicales son cosas que se instalan en tu “disco rígido” y después en algún momento aparecen. Hay un tema llamado “Perdí la cuenta” y a mí me hace acordar a Stevie Wonder, quien para mí es el rey de la melodía. ¿Te condicionaba que la gente esperara un álbum relacionado con tus temas hechos para la televisión? También puede alterar todo el hecho de que las chicas sólo se fijen en vos por una cuestión de atracción física, ¿no? Hay aspectos que son inevitables. Yo sobre estos últimos, no trabajo, mi conducta ante el público y las cosas que vendrán, debe ser elástica. No hay que querer ser disruptivo para que alguno deje de querer asociarme con otra cosa. Eso pasó con el primer single, el corte suele ser el tema “amistoso” del disco. ¿Qué actitud adopto? Sólo me dedico a hacer el mejor disco que pueda.