Fuera de Hora

¿Cómo es ser un Cyborg-mujer?

Cambiar lo que somos, modificar la carne: evolucionar. La artista catalana Moon Ribas decidió darse su propio upgrade y accedió a un verdadero salto tecnológico: se convirtió en la primera mujer cyborg en la historia.

Moon Ribas, la primera mujer cyborg en la historia.

POR: HERNÁN PANESSI

Joven vanguardista se incrustó (primero en sus brazos, ahora en sus pies) un sensor que mide la actividad sísmica del planeta y, cuando aparece, dramática o efímera, su cuerpo también vibra. Su conexión con la Tierra ahora es más íntima, mucho más personal. Ya no se trata sólo de filosofía, espiritualidad o empatía por las espacies: literalmente se incorporó un nuevo sentido que la conecta con el nervio de los nervios.

Asimismo, esta actividad sísmica y sus rebotes internos son canalizados en una coreografía en tiempo real que lleva adelante cada vez que late el “corazón del planeta”. Así las cosas, desde hace tres años, Moon Ribas viaja por el mundo contando su experiencia y promoviendo los derechos de los cyborg. “Es una experiencia que recomiendo”, dice. Y sorprende: “Me siento menos cercana a las máquinas y más cercana a la naturaleza”.

¿Cuándo decidiste tener esta modificación en tu cuerpo?

En realidad de pequeña no tenía interés por los cyborgs o por la tecnología, todo vino desde el arte. Estaba estudiando coreografía y danza en Inglaterra y quería percibir los movimientos imperceptibles, porque hay muchos movimientos que pasan a nuestro alrededor pero nuestros sentidos no nos dejan percibir. Y vi que la tecnología nos permite experimentar la realidad de una manera más profunda y, ahora, mi objetivo es percibir el movimiento de la manera más profunda posible. Así empecé con diferentes proyectos, todos basados en movimiento hasta que termine percibiendo los movimientos de la Tierra: los terremotos.

¿Qué es técnicamente un cyborg?

Cyborg viene de dos palabras: organismo cibernético. Me considero una cyborg porque tengo un nuevo sentido que depende de la cibernética, pero en realidad esta palabra fue creada por dos hombres para definir a personas que se modifican a ellas mismas para sobrevivir a otros ambientes, como para sobrevivir en el espacio, en lugar de crear naves espaciales, nos tenemos que modificar a nosotros mismos. Sin embargo, nosotros creemos que nos tenemos que modificar a nosotros mismos para entender el planeta en el que vivimos.

¿Creés que en un futuro cercano vamos a tener una tendencia hacia lo cyborg?

Yo creo que sí. En los años 80 teníamos esa visión de que los cyborgs eran como Terminators, que la unión entre el hombre y la tecnología era para crear el mal. Ahora la tecnología forma parte de nuestras vidas. Cada vez es más normal que forme parte de nuestro día a día y de nuestro cuerpo también. Creo que en un futuro va a ser algo muy normal crear nuevos sentidos y nuevos órganos con la tecnología.

¿Cómo es el proceso para convertirse en un cyborg?

Hay muchas maneras de convertirte en cyborg, para mí es un proyecto artístico. Entonces lo que diría es: primero, hay que tener en claro con qué aspecto de la realidad te gustaría estar conectada y todavía no lo estás. Y, para inspirarte, te recomendaría que aprendas de los animales y de otras especies que viven en nuestro planeta, porque veces no hace falta imaginar o estar cerca de la ciencia ficción. A veces la naturaleza nos puede inspirar mucho, y si pudieras ver ultra violeta, como algunas abejas, u oír como un perro o volar como los pájaros, mil cosas que otras especies en este planeta pueden hacer, tu percepción y la manera de vivir la realidad sería muy distinta. Después, buscar si hay algo tecnológico que te pueda ayudar a hacerlo, alguna herramienta que nos permita percibirlo, y luego pensar en esta herramienta: cómo convertirla en parte de nuestro cuerpo.

Pero, ¿qué sentís? ¿Es algo más emocional o realmente físico?

Supongo que es una mezcla de los dos. Yo noto una vibración cada vez que hay un terremoto en cualquier parte del mundo y depende de la intensidad del terremoto la vibración que siento es más o menos grande.

Al principio me tuve que acostumbrar a todas estas vibraciones, pero ahora ya es más natural.

¿Eso te genera alteraciones que pueden ponerte en peligro?

No, a nivel de salud yo ya me acostumbré a esto, a notar las vibraciones, y a nivel emocional mi percepción del planeta ha cambiado mucho, es diferente saber que el planeta se mueve que sentirlo. Me he dado cuenta de que el planeta es un organismo muy viviente, que cambia y evoluciona por sí mismo. Muchas veces tenemos esta visión de que es algo estático y que nosotros vivimos encima de él, pero en realidad está todo el rato moviéndose y transformándose, y me he dado cuenta de lo poco adaptados que estamos a nuestro propio planeta.

Hace muy poco hubo un terremoto muy grande en México. ¿Cómo lo sentiste?

Yo recibo los terremotos cuando lo reciben los sismógrafos online, no de antes. Cuando el sismógrafo nota la vibración, yo también la noto, y la verdad es que no supe hasta más tarde que hubo una tragedia. Hay una gran cantidad de terremotos grandes y la gran mayoría no genera catástrofes y hay otros que son más pequeños y sí causan destrucción. En México el terremoto fue terrible y la sensación fue muy mala, como que yo también compartí un poco lo que ellos sentían en el terremoto pero al mismo tiempo, estando muy lejos, es un sentimiento muy muy extraño. Estas sensaciones no sólo te generan empatía por el planeta y otras especies sino también por otras personas que están experimentando lo que percibes.

¿Cómo articulás la danza con esta intervención que te hiciste en tu cuerpo?

Esto lo considero arte cyborg. Sentir terremotos es una obra de arte que pasa dentro de mí, por lo que soy el único espectador que experimenta esto, pero para compartir lo que yo siento, creo obras de arte externas que son la danza. Tengo una obra que se llama “Waiting for Earthquake” que es como una invitación al público en la que todos esperamos que un terremoto suceda y, cuando esto pasa, me muevo con la intensidad de un terremoto. Es como tratar a la Tierra como la coreógrafa de mis piezas, yo sólo interpreto la danza que ella me dicta.

¿Esto es para toda la vida? ¿Te lo tenés que sacar, renovar o cargar?

Bueno, yo creo que la parte técnica siempre evoluciona. Por ejemplo, ahora ya lo llevo en los pies, lo he cambiado porque me pareció más lógico sentir el temblor de la Tierra en esta parte del cuerpo. La tecnología va evolucionando, así que la manera de percibir estas cosas va a evolucionar. Lo bueno de ser cyborg es que nuestros sentidos van evolucionando, por más viejos que seamos, nuestros sentidos siempre serán mejores.

Pensandolo fríamente, ¿recomedás esta experiencia de lo tecnológico en lo orgánico?

Claro, sí que lo recomiendo, lo veo muy emocionante. Durante mucho tiempo los humanos fuimos modificando nuestro entorno para vivir más cómodos, pero creo que estamos en un momento de la vida en el que quizás debamos modificarnos a nosotros mismos para vivir más acorde al planeta en el que vivimos. Vivimos en un momento en el que podemos diseñarnos a nosotros mismos, ya no hace falta evolucionar de manera natural, sino que podemos diseñar cómo queremos percibir la realidad y cómo queremos vivirla e ir evolucionando como nos parezca. Aparte, ahora que soy cyborg, no me siento cercana a las máquinas ni a los robots sino a la naturaleza: noto cómo el planeta se mueve y otras especies que viven en él. Comparto la realidad como la sienten ellos. Esto a mí me emociona y me gusta y seguro hay mucha gente a la que también le puede llegar a gustar.

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