Toda nota con Diego tiene una gran historia detrás, por eso, decidimos contar la nuestra propia. Dubai, Maradona, unas Bananitas Dolca y FDH.
Por: Dario Rosemblat
Los viajes tienen esas cosas… Hoy hace exactamente 6 años cumplía mi sueño de niño y de adolescente, pero detrás de ese sueño había una historia:
Llegamos a Dubai sin cita previa, solo con una caja de bananitas dolca en una mano y esperanza en la otra. Lo vimos llegar, me acerqué, taquicardia, le di el regalo, nos dijo que nos iba a dar unos minutos para la entrevista, que lo esperaramos.
Y esperamos 5 horas 30 minutos! En el medio, 15 argentinos y 30 extranjeros aguardando para un saludo, para una foto. Diego se tomo el tiempo para hacerse la selfie con cada uno de ellos, pero jamás solto su caja de bananitas dolca.
Algunos dicen que la patria es la infancia y el vínculo de Diego con esa golosina favorita de su niñez parecia demostrarlo.
Luego nos enterariamos que sólo dio dos notas todo el año, y que hace un mes estuvo la gente de Olé y diario Marca y no les dio ni un minuto.
De Diego aprendí un par de cosas de pibe que aun hoy me acompañan, aprendí que para triunfar hay que esforzarse aunque seas el mejor de todos, que no hay que olvidar nunca los orígenes, que los viejos son lo primero, que vale la pena soñar, que no importa cuantas veces te caigas siempre que intentes levantarte, que si algún día llegaba a ser el mejor en algo ante mis compañeros me tenía que comportar como uno mas, que llorar es de hombre y que las ideas valen mas que ser politicamente correcto.
Yo estaba cagado al punto de la taquicardia, miedo de encontrarse con el superheroe de la infancia y la adolescencia y que se convierta en un humano mas. Miedo de no estar a la altura de la circunstancia. Miedo a que no me quiera o respete como yo a él.
Diego salió del vestuario, su novia de entonces le imploraba a bocinazos limpios que se suba al auto, ya casi las 23 hs en Dubai.
Gentil, cálido, GRANDE! Permaneció 45 minutos con este periodista sin conocerlo, sin cita previa, que sólo le recordó que las bananitas dolca eran su golosina favorita de su infancia.
Porque lo que él nunca olvidó lo difícil que es hacerse de abajo.
Gracias Diego.
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