Por: Gabriel Imparato
La banda que lidera el carismático Joaquín Levinton regresó de manera oficial con un concierto sorpresa. Horas más tarde, relajado y con ánimo de revisitar pasado, presente y futuro, el cantante nos recibió en su casa para contar las sensaciones que le dejó una vuelta muy esperada por él, la banda y los amantes de la buena nacional.
¿Qué sensaciones te nacen ahora cuando escuchás este nuevo álbum de Turf?
Lo que pasa ahora no sé si me lleva a decirte que una cosa es más linda que la otra, pero es muy hermoso tocarlos en vivo y tener la reacción de la gente; amén de la sensación de “ejecutarlos” en tiempo real semanas más tarde.
Cuando Turf decidió separarse y detener su actividad cada uno de ustedes inició un camino musical muy distintivo. ¿En aquel momento eras optimista sobre una potencial vuelta del grupo o “Sponsors” pudo ser tu última y definitiva banda?
No es que era optimista: lo tenía absolutamente claro. Me separé del grupo sabiendo que en un momento iba a volver a “Turf”, al menos yo sabía eso. Sabía inclusive que iba a ser esto, en realidad había mucho la necesidad después de estar trece años juntos y dos más de ensayar para darle forma al primer disco que ocurriría algo así. Estaba muy claro en ese momento cuando tomamos la decisión que había que frenar, estaba claro que cada uno tenía que desarrollar su parte individual… era una enorme necesidad en cada uno de nosotros. Yo necesitaba hacer mis pruebas, como compositor y diseñador de un grupo, después Lean (Lopatin) hizo “Poncho” donde desarrolló una veta que siempre estuvo afín a sus cosas y estuvo bárbaro. Le fue bárbaro, también. Después El Tano y Rispi, que son miembros de la banda, pusieron un estudio de grabación y tuvieron su grupo. Ellos se transformaron en excelentes productores, juntos produjeron más de 60 discos. O sea que cada uno de nosotros verdaderamente quería hacer algo, no es que alguno quedó colgado y quería abandonar la música. Todos nos vinculamos a la música como siempre en nuestra vida, desarrollando cosas que evidentemente necesitábamos. Pero “Turf” es la banda de nuestras vidas, nosotros somos compañeros desde que tenemos 20 años. No iba a quedar así la cosa así, no nos íbamos a separar tan fácilmente de una banda que querés tanto y por otro lado nosotros no nos juntamos para hacer un disco y nada más. Nosotros nos juntamos ahora como si no nos hubiéramos separado. Este es el primer disco de un montón que van a venir… sentimos como que no pasó nada, no nos damos cuenta del espacio en el medio que hubo entre un momento y el otro.
En la canción “Desconocidos” muchos pueden pensar que estás haciendo alusión a esas personas que se acercan cuando sos campeón y después en la mala no te dan pelota. ¿Es así o es otro tipo de mirada social?
No, de ninguna manera. La letra se hace cargo de lo que es la noche, de los “vampiros” con los cuales uno se suele vincular, y cómo somos todos en la oscuridad: que somos maravillosos, igual, podemos hablar setecientas pavadas pero cuando sale la luz somos todos impresentables. O sea, la letra se hace cargo de eso como una verborragia de los sentimientos de esos momentos. Y no tiene mayor problema que eso, no hay nada que sea grave, son mierdas al pedo que uno conoce.
Este nuevo álbum tiene en el vivo y también en su fase de estudio un espíritu más cercano a las pistas de baile. ¿Sentís que lo que venía haciendo Leandro Lopatin con “Poncho” se haya colado subliminalmente en la estructura de estas nuevas composiciones desde lo rítmico?
La verdad que no lo pensamos. Lo que tratamos siempre o lo que nos sale siempre, es que sean ritmos contagiosos, que tengan un lindo groove, siempre se trabaja desde el nudo rítmico. Por ejemplo, yo llevo la idea pero después en la sala de ensayo hay que “groovearla” (sic), es la tarea del Tano y Toddy, que son una base impresionante, entonces ellos se encargan de darle el ritmo y el groove. No tenemos canciones que no tengan groove.
Recién hablabas sobre “Odisea” como el primer disco de una serie de grabaciones que de ahora en más desarrollarán a futuro. ¿Es muy fuerte el desafío de sostener la calidad de un grupo que nació a fines del milenio pasado y que es un referente ineludible para todos los grupos que surgieron en este nuevo siglo?
Nosotros somos un grupo muy influyente en muchísimas bandas. Fuimos el primer grupo que sonó en la Argentina que “no sonaba a argentino”. Fuimos el primer grupo en el país que traía arreglos distintos; fuimos el primer grupo que era desprejuiciado a la hora de plantear sus consignas artísticas. Pusimos como título un slogan en el primer disco que era “Una pila de vida”, después “Siempre libre”, continuamente bromeamos sobre la parte comercial del rock, cosa que en esa época era muy mal visto porque en aquél momento se insinuaba aquello de “te vendiste”… pero nosotros siempre nos reímos de todo eso y nos seguimos riendo. Somos un grupo muy desopilante, muy divertido, ahora -hoy por hoy- nos encontramos con chicos que tienen su primer grupo a los 17, 19 años, ellos crecieron escuchando a Turf y que lo tienen como influencia. Para nosotros es muy lindo porque generamos un “semillero”, fuimos trascendentes y lo seguimos siendo porque Turf es un grupo que si lo vas a ver en vivo es algo muy entretenido, muy original, muy adrenalínico y muy inspirador, especialmente muy inspirador.
En ese sentido siempre has reconocido a Charly Garcìa como una importante influencia para los músicos de tu época, incluso participaron de un festival que lo homenajeó en su momento más crítico. ¿Qué te pareció “Random”, su última grabación?
Sí, lo escuché y muy cerca de su creación porque lo grabó acá, en nuestra sala. Charly lo grabó con “el Tano” y Rispico. A mí me encanta Charly García y lo considero un genio, la experiencia fue increíble, porque era estar acá en la sala y él venía todos los días, la verdad que fue sencillamente impactante y halagador.
¿Qué momento vive el rock argentino en este momento?
Está buenísimo, acá se está armando una escena under que ya está metiendo un montón de gente, con bandas nuevas, de chicos muy jóvenes, que son realmente sorprendentes, siento que vale la pena ir a verlos, son un suceso, llenan lugares de más de mil personas. Es increíble.