PABLO LESCANO “SOÑABA CON ESCUCHAR MIS CANCIONES EN LAS FIESTAS” Entrevistas Por: Gabriel Imparato Mientras trabajaba de jornalero pintando paredes de otros, deseaba con todas sus fuerzas ser feliz haciendo música. Lo logró. Hoy se sorprende cuando camina por Mar del Plata y le piden una foto. Hoy está muy feliz porque tocará en el Lollapalooza. Pablito Lescano nos abrió la puerta de su casa y se mostró tal cual es. Ya no quedan rastros del sol en la amplia terraza del piso 12. Solo rastros de un festejo entre el protagonista y el sello que editó su último álbum. ¿Por qué? Porque en line-up del festival “Lollapalooza 2018” se incluyó a “Damas Gratis”. La cumbia de Pablo Lescano sonará en el mismo lugar donde estarán Pearl Jam, David Byrne y los Red Hot Chilli Peppers. Esa fue la noticia en varios portales y radios. Y él no se queda atrás del estallido: sentado en un costado con remera de su banda y una gorrita de la AFA, el cantante publica en Twitter una imagen de la grilla con su banda subrayada y la expresión debajo de “vos fijate”. Hay felicidad, emociones inocultables. ¿Cómo recibiste la novedad de tu banda incluida en el “Lollapalooza 2018”? Muy emocionado, feliz, desbordado de alegría por semejante notición. La gente de Pelo Music decidió pautar algunas entrevistas por el lanzamiento de un single y la novedad nos cayó desde alguna nube milagrosa. Me parece genial que toquemos en ese evento, ahí van todos los artistas populares y no tanto, supongo que estamos dando eco a esa propuesta de esta megamuestra musical. Es muy divertido tomar parte de un evento de esta jerarquía y dar lo mejor de nosotros en el momento que nos toque subir al escenario. Mucha alegría. Viniste haciéndote de abajo para lograr un sitio en la música. Supongo que estar ahora en el próximo Lollapalooza es como el desenlace de esta “Cenicienta Cumbiera” con sus teclados móviles. Puede ser, yo vengo de un barrio humilde, algunos le dicen “Villa”, otros lo llaman “Barrios de emergencia”, “Villa de Emergencia”, tengo 39 años y me acuerdo de la “olla popular”, en la esquina de mi casa, de la caja PAN (histórico envase con elementos de sustento básico en la época del presidente Raúl Alfonsín), yo era muy chico por entonces. Tengo, como mucha gente, la esperanza que esos lugares mejoren y se urbanicen, que haya una vida de calidad para los que están ahí, por suerte el lugar donde era mi barrio, hoy creció, está todo asfaltado, antes era calle de tierra, podías pescar ranas y anguilas en la zanja, hoy ya no tengo zanja. Antes teníamos el Arroyo Cordero, hoy está entubado el arroyo, que era el lugar donde pescábamos ranas. Pero todas esas cosas no provocaron el tipo de canciones que hago, ni está en mí convertirme en un cantautor de protesta, ni hacer bajada de línea política, ni nada. Hago canciones y cuento lo que me pasa en el momento, si el tema está bueno, chau, pum, se graba y vamos para adelante. Diego Capusotto dijo en su momento que “el rock se convirtió en una salida laboral”. A raíz de esa afirmación, ¿sentiste alguna vez que algunos armaron un grupo de cumbia como alternativa de trabajo para zafar de la crisis? Por suerte no es mi caso, yo me dedico a esto porque no sé hacer otra cosa, fui pintor antes de meterme en la música. ¿Cómo era tu vida en esa época? Y bueno, era trabajar de jornalero, no tenia plata del 1 al 5 del mes, tenía plata todos los viernes. Laburás de lunes a viernes, el sábado se comía asado, se iba a bailar y el domingo se volvía a comer asado y se tomaba un tinto. Ojo, en esa época también estudiaba el bachillerato contable y terminé quinto año, no pude seguir con el estudio porque a los 17 años entré a tocar a “Amar Azul”. Terminé el colegio a fin de año y a los dos meses ya estábamos recorriendo el país, la música no me dio chance, me levantó de un brazo y me llevó a recorrer el país. ¿En esa época ya tenías el sueño de armar un grupo musical? Ya tocaba, tocaba en un grupo de barrio, nadie arranca tocando como Led Zeppelín en un estadio para 20 mil tipos. Arrancamos como grupo de barrio tocando en los cumpleaños, algún casamientos, los fines de semana, sufrido, pagando para tocar, como quien dice, en esa momento teníamos que pagar las columnas de sonido, era todo alquilado, todavía no teníamos estructura propia, todo eso era amor puro. “Las letras del disco son temas de Pablito Lescano, son creaciones mías, son “mis hijos”, esos temas son polaroids sociales, instantáneas de las cosas que nos pasan.” Desde que comenzaste en el mundo artístico, ¿cuántas veces tuviste que tolerar o aguantar conductas prejuiciosas o intolerante de la gente y los medios de comunicación? Es obvio que nos ha pasado y mucho, pero no pasa por acostumbrarse a esa manera que un cierto grupo de personas manifiesta como reacción. En realidad creo que logramos romper muchos prejuicios. Pero hay muchas mentes que a veces no las podés cambiar, por más que los quieras cambiar o les muestres otra cosa. ¿Sentís que una manera de romper estos prejuicios fue llevar a cabo colaboraciones con los Fabulosos Cadillacs? El público que los seguía a ellos y no te conocía, más tarde al encontrarse con tu música le empezó a prestar más atención de lo previsto. Puede ser, ojalá, no tengo idea. Pero antes de los Cadillacs hice cosas con Fidel Nadal, cosas con los Auténticos Decadentes. Hice cosas con Dante Spinetta, con varios del rock. Pero también en ese momento hice varias cosas con gente de la cumbia, por ahí este público de crossover no lo conoce, pero mi público sí, porque les gustó o porque ya los conocían de otra época, y era algo que se escuchaba cuando yo tenía ocho o nueve años, eran cosas que escuchaban mis tíos y por esas cosas de la vida me di el lujo de trabajar con Gilberto, el guitarrista de “Los Mirlos”, que era autor y compositor de “La danza de los mirlos”. Un día lo llamé y le dije rápido “che Gilberto, veníte a Buenos Aires que vamos a tocar esa canción que compusiste!”, me di esa clase de gustos en mi carrera musical, esos son mis gustos. Poder tocar con Raúl Ramírez de “Granizo Rojo”, fue poder hacer cosas con todos mis “héroes musicales” y yo feliz de la vida. La cumbia en los ‘90s estuvo ambientando las fiestas de la clase alta, los veranos de Punta del Este y otros sitios, mientras el género se hacía un lugar en las radios. Pero con tu aparición todo eso cambió por completo. ¿Cómo fue para vos ser la banda de sonido de la gente con menos recursos que la sigue peleando para salir de abajo y hacerse un lugar en la vida? Es un flash, me acuerdo que hacía las canciones, pero después por rebeldía tomé otros caminos. Venía de una banda donde decidían muchas personas, por ahí la frase que le ponía yo a la canción no iba, porque tenía otro al lado que decía “no me gusta”, entonces en un momento dije “basta, esto así no me parece lo ideal”. Recuerdo la primera grabación que hice que me gasté unos 3.000 pesos en el año ‘98 o ’99, cien horas de grabación y yo en cien horas tenía que hacer un disco, cuando yo hoy en la actualidad para hacer un disco me tiro entre 300 y 400 horas. En ese tiempo no había esa disponibilidad, era a matar o morir, caer al estudio con todo ensayado y ta, ta,ta, tah, en setenta horas grabar todo el disco y en las 30 que te quedaban hacer la mezcla y retocar. Pero en ese momento era hacer lo que yo quería. Era poner la letra que deseaba y hacer lo que se me cantara, era en verdad eso, porque pagué el estudio, la banda es mía y las doce canciones las hice yo, punto. Las radios antes eran más versátiles a la hora de pasar música, pero hace tres meses que están con “Despacito” y algún “regaetón lento” como si no hubiese más sonidos que esos para entretener a la audiencia. ¿Cómo tomás eso? Lo que pasa es que no le presto atención, lo que pasa es que yo no escucho otras cosas, por ahí yo escucho una radio del género o en otro caso una radio comunitaria, entendés?, que ahí no hay pauta, que pueden pasar lo que quieren, ahí pasan uno de “Los Pasteles Verdes” con uno de “Damas Gratis”, o lo mechan con un rock de Pappo, “Callejeros”o “El Pity”, es de esa forma. Yo escucho ese tipo de radio, no las radio de formato, pero en caso de escuchar más una radio de formato, escucho una de locución, donde el conductor pasa los datos del tiempo y la temperatura en el arranque matutino, la pongo cuando llevo a los chicos al colegio. ¿Cómo es para tus hijos la vida saliendo cada día a la calle, sabiendo que apenas dejan la casa advierten que su padre es un famoso “superhéroe” de la cumbia urbana? Trato que eso para ellos sea lo más llevadero, yo soy medio kamikaze (comienza a reírse), en plena temporada salgo a caminar por la peatonal de Mar del Plata, en plena temporada, y la gente se me viene encima y me piden una foto. Digo “cómo los hago participar a los chicos y que eso no les resulte avasallador cuando estamos en la calle?”, entonces cuando veo que se acercan las personas, les digo a los pibes “cuando las personas se acerquen, ustedes les piden 50 centavos!”, les doy un tarrito para que las pongan. Entonces ellos digitaban las fotos y hacíamos eso para divertirnos, terminaron el día con los bolsillos llenos de monedas de 50 centavos! ¿Cómo recordás lo que hiciste en su momento con los Fabulosos Cadillacs? Todavía la canción se cuela en muchas programaciones y reproducciones de youtube. Todo lo que ocurrió en ese momento fue por intermedio de Flavio Cianciarullo, porque es de zona norte y yo soy de zona norte, pegamos onda y cuando nos quisimos acordar, ya estábamos en el estudio, en un momento se me acerca Gaby (Vicentino) ”che, tengo esta canción y la quiero hacer cumbia, cómo la ves?”. “A ver…pum, pam, ya está ¿cuándo la querés grabar?”, me dice “cuando vos quieras”. Le dije “dame una hora”, ahí agarré el celular y dije “ché Chino, trae a los músicos”, porque nosotros estamos para esto y ese día estábamos libres, a la hora estábamos grabando la canción, al final del día, ya teníamos con ellos la canción terminada. ¿Cómo surgió el proyecto de grabar “Gente que no” el tema de Fidel Nadal? Mirá, la cosa es así. Estábamos grabando un tema que no sé si va a salir o no, terminamos de grabar esa canción que no sé si se publicará o no. Estaban los músicos ahí porque todos estábamos grabando un tema para otro artista. Cuando terminamos con esa canción, surge una persona que dice “che, vamos a grabar “Gente que no!”, pero dije “no sé la letra, no sé la canción, la tengo en el recuerdo tibio pero no para grabarla”. Había uno de los chicos que es un invitado nuestro, Pablito Morales y dice “yo sé la letra y la sé cantar”, ahí le digo “nosotros la tocamos, cuántos acordes tiene?”. Pablito contesta “dos” (risas), La y Sol, “nosotros la tocamos y vos cantá, ahí te seguimos”. Así armamos toda la base, el pibe la cantó de una, después metimos todos los instrumentos bien, la empezamos a producir, el asunto arrancó como cumbia, después en el medio le hicimos el “raggamuffin”, termina en un ska porque cada vez que hacemos un show cuando pasamos al ska la gente explota, las personas saltan y se descontrolan. Después me aprendí la letra y lo canté, después que lo cantamos lo llamé a Fidel, le dije “venite al estudio, que pum, que pam, vamos a grabar el tema “Gente que no!” que lo tenemos hecho”. Ahí Fidel salta y dice “nooooooooo, otra vez “Gente que no!”, le dije “vení, cantala”, la canción no la conocía de antes, más allá que a Fidel lo conozco desde el año 2000. Una vez entramos a un boliche y un tipo dijo “Eh Fidel, “Todos tus muertos”, pero nunca se dio la posibilidad u oportunidad de grabar esta canción, ahora surgió como un Ave Fénix en el estudio por intermedio de los pibes y al final la grabamos. ¿Cómo reaccionó al comentarle que querías poner su voz en esta versión? Fidel no quería cantarla, grabarla menos. Se resistía. Le dije a Fidel que mi público eso lo valoraba, gente que nos acompaña todos los fines de semana. Ahí vino y en contra de todo pronóstico, cantó su parte, yo la mía, lo mezclamos y también lo pasterizamos en casa. Se lo hice escuchar a Rubén ”Pelo” Aprile, la compañía que viene editando nuestras cosas y le digo “esto quedó así”. Enseguida me dice “quedó muy bueno, vamos a sacarlo!, pero, hay que hacerlo con un video”. Llamé a un pibe que hace videos muy buenos y a eso le agregué una idea que tenía con otro videasta de filmar en la Villa 20, usamos como guión parte de lo que teníamos para un tema mío, hicimos el videoclip en esa villa y también unas escenas en la calle Corrientes, cerca de una pizzería, atrás con el Obelisco de fondo, había llovido, eran imágenes muy buenas. También filmamos en la Plaza de Mayo y la reserva ecológica, en el trayecto que nos saludaba la gente, apareció un camionero, filmamos en un camión. Nos saludó y ayudó toda la gente que estaba en la calle, quedó buenísimo, así me gusta que queden las cosas. Yo esa canción no la había escuchado antes, porque no conocía a “Todos Tus Muertos”, solo escuchaba cumbia, no más que eso. Toda mi vida escuché cumbia y a los 18 años o un poco más, cuando tenía 21 o 22 mostraba mis berretines, decía “no escucho otra cosa que cumbia, no me hagas escuchar eso”. En esa época mi viejo escuchaba “Demmis Roussos”, el griego y mientras yo escuchaba cumbia. ¿Cómo es la química cuando se reúnen a trabajar? Él es el negativo y yo el positivo, por eso funcionamos, a veces yo soy el negativo y él es el positivo, él le mete su onda y el público mío es gente, no diría prejuiciosa, pero sí algo distante con otro artista. Que haya otro músico o cantante en el escenario de “Damas Gratis” le va a costar, no le va a ser fácil el público. Pero con Fidel venimos haciendo cosas hace casi dos décadas. En el video de “Gente que no” filmaste en la Villa 20. ¿Cómo fue hacer esa parte del clip ahí? ¿Vos en ese lugar sos local? Más vale, pero por supuesto… ¿de qué me estás hablando? Estuvimos grabando ahí y al día siguiente en Plaza de Mayo, cuando estábamos ahí yo saltaba arriba del auto, entraba a un local y decía “Doña, ¿puedo grabar acá?”, hicimos unas imágenes alucinantes en ese sitio donde funcionan una frutería y una verdulería, la doña agarró una escoba y se tiró unos pasos como si fuera una guitarra. Fue todo así, totalmente suelto, natural, sin tapujos de nada. En cambio, filmar en Plaza de Mayo no fue natural, porque la gente es ese sitio me miraba medio asustada, como protegiéndose, me sentí un bicho raro, no estaba cómodo, estaba demasiado recatado. Y percibía los resabios de aquellos prejuicios que todavía asoman en algunos, de alguna manera yo me sentía cohibido. ¿Qué sueños tenías en la música cuando arrancaste como pintor de barrio y como encajan esos sueños con el presente que estás viviendo ahora? Yo lo único que soñaba era con hacer canciones, ir al baila donde yo iba, que las pasen y la gente lo escuche, volverme del estudio de grabación que quedaba en Capital, ir al barrio, pum, abrir las puertas y hacerle escuchar a los míos las canciones que ya estaba grabando para ver como reaccionaban ellos con lo que decía en esos temas. Era eso. Hoy sigo teniendo el mismo entusiasmo que cuando comencé en esa época. Es más, con este último disco que grabé llamado “Somos nosotros los buenos” descubrí que sigo haciendo lo mismo, me agarra el ataque, llamo a los pibes para que vengan corriendo y les digo “miren lo que grabé, escuchá la letra” porque ellos sí entienden la letra, saben a lo que apunto y lo que estoy diciendo, que no son ningunos caídos del catre. Las letras del disco son temas de Pablito Lescano, son creaciones mías, son “mis hijos”, esos temas son polaroids sociales, instantáneas de las cosas que nos pasan.