Ozzy Osbourne, Tony Iommy, Geezer Butler y Bill Ward compusieron la obra que dio inicio al metal. A partir de Paranoid, ya nada fue igual.
Por Martinot Mellino.
Ya han pasado cinco décadas desde la publicación del segundo disco de Black Sabbath. Y parece mentira que desde aquel entonces hasta hoy siga sonando igual de fresco como en su tiempo de concepción.
Paranoid fue un disco adelantado a su época, innovador, vanguardista y de culto. Con sólos fantásticos, una base rítmica poderosa, una colección de riffs de antología y la inclasificable voz de Ozzy, le alcanzó a los británicos para producir uno de los grandes clásicos imprescindibles de la historia del rock.
Este es un álbum que sigue intacto. Es un trabajo inmortal. Y sagrado para todo lo que fue, es y será el metal. Marcó a varias generaciones de músicos y lo sigue haciendo. Sin Paranoid, Judas Priest, Metallica, Maiden, Slayer y muchas bandas más, hoy sonarían completamente distintas.
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