A esta altura conviene dejar de hablar de una gran promesa musical que amagaba y que en realidad ahora es una brillante situación en el panorama musical del mundo. Emergida desde Canadá, la nación con mayor cantidad de artistas innovadores en la última década de actividad industrial, el segundo disco de Magic, con el inocultable liderazgo de Nasri Atweh, muestra un crecimiento en la fórmula musical que conjuga reggae y pop bajo una estructura tan atractiva como impactante en sus planteos corales. En diez canciones todos los ingredientes de un buen disco están armonizados de forma tan cuidada que no amerita puntear curioso el listado existente de tracks, sino colocar el álbum exactamente desde el comienzo y escucharlo hasta el final para repetir la maniobra varias veces más.