El actor y músico hijo de Eduardo Blanco radicado en España, habló en exclusiva con FDH.
Sus viejos y nuevos proyectos actorales y musicales. Los consejos de su padre y de grandes referencias cinematográficas como Juan José Campanella, Ricardo Darín, Guillermo Francella y Luis Brandoni.
Si Sebastián Blanco pudiese dividirse en dos, lo haría. Pero como esa posibilidad no existe, al menos le gustaría intercalarse para poder vivir entre dos ciudades: “Mi sueño es ir y venir”.
Radicado en España, el músico y actor argentino cuenta que nunca sintió su apellido como una presión: “No siento la presión de ser el hijo de, es más bien un orgullo”.
En una charla íntima, pero dificultada por problemas de las telecomunicaciones, Sebastián Blanco recuerda sus primeros y últimos pasos como actor y como músico. Habla también de su último simple, Dejar de pensar.
—Si pudieras decir algo positivo a la cuarentena, ¿qué dirías?
—Creo que es un buen momento para poder generar y crear cosas que se puedan hacer a través de la tecnología, sobre todo para aquellos que nos dedicamos al arte y a los medios. Hace poco, por ejemplo, armé un festival que se llamó @cruzandoelmarfest. Lo que hice fue mezclar músicos y músicas de Argentina y España. Teníamos un line up de diferentes días.
—¿Por qué te fuiste de Argentina?¿Te gustaría volver a residir en el país?
—Estoy ansioso de volver, de hecho iba a volver en Agosto pero con todo lo que pasó no pude. Mi sueño es ir y venir. Me fui por un conjunto de pequeñas razones. Sobre todo fue por una elección de querer conocer el mundo, vivir otras realidades y residir en otra ciudad, que era algo que nunca había hecho.
—¿Tuviste alguna vez esa presión de ser el hijo de Eduardo Blanco?
—No siento la presión de ser el hijo de, para nada. Es más bien un orgullo. Jamás me han generado ningún tipo de presión ni él ni mi madre. Si hay algo que me han enseñado es que sea lo que sea que te guste o lo que sientas que es tu vocación, hay que darle para adelante e intentar conseguirlo.
—En relación con tu trabajo artístico. ¿Sentís que hubo una diferencia entre el primer Seba que se postuló para Vientos de Agua y no quedó y el que terminó actuando en El Secreto de Sus Ojos?
—Yo hice el casting de Vientos a los 16 y el del Secreto a los 19 años. Desde el punto de vista performativo no sabría decir bien. En esos tres años que estudié, seguro hubo un crecimiento. Pero desde el punto de vista interno, sí, lo encarné desde otro lugar. Hay cosas de la actuación que tienen que ver con la vida: estar conectado con tus emociones y una serie de cosas que uno usa para construir su personaje. Por otro lado, yo fui al casting de Vientos de Agua porque no había nadie que hiciera de hijo de mi viejo. En cambio, el casting de El secreto fue más orgánico, yo ya estaba estudiando teatro, estaba más conectado con mi deseo.
—Al final estuvo bien Juan José Campanella en rebotarte en el primer casting. Gracias a él podés decir que tu primera película fue ganadora de un Oscar. ¡Un montón! ¿O no?
—Un montón, si (risas). El secreto fue espectacular un peliculón total. Juan (José Campanella) me alentó a que empiece a estudiar. Fue un disparador muy importante para mí. La verdad es que El Secreto nos ha traído alegrías a todos.
Estuviste con Ricardo Darín y Guillermo Francella, en El Secreto de sus ojos. Con Julio Cháves en Farsantes. Con Mercedes Morán, Guillermo Francella y Luis Brandoni en el Hombre de Tu vida, ¿Qué enseñanza te deja haber trabajado con actores tan reconocidos?
—Me parece que está buenísimo cuando realmente ves las ganas que tienen estos gigantes de ayudarte y de que te sientas cómodo. La verdad es que te potencia. Pero igual dicho esto, pienso que es imposible, al menos en mi caso, que se te vayan los nervios, al menos en las primeras escenas. Estás debutando y tenés en frente a Ricardo, a Francella o a Brandoni. Es un aprendizaje. Es observarlos también y ganar información que después vas a ir procesando.
—¿Cómo fue la experiencia de actuar por primera vez con tu padre en la serie Cervecitas?
—Estuvo buenísimo, sobre todo porque Cervecitas es una serie que la hacemos con Santiago Capuz, que es el director, y Alba Rico que es actriz, pero que también la escribimos y la producimos entre los tres. Esa serie tiene un gran valor emocional para mí por todas esas cosas y haberlo tenido a mi viejo en ese contexto fue un plus. Trabajar con él fue un placer total. Lo mismo que decía antes de trabajar con Darín o Brandoni. Son tipos a los que hay que observar y aprender.
—¿Cuál fue el mejor consejo que te dio tu papá en relación con la actuación?
—Hemos hablado sobre la concentración, lo que mencionaba antes acerca de estar presente. Intentar desarrollar una capacidad de concentración y de estar presente en esa situación como para que, en todo caso, lo que uno diga provenga de imágenes previas e intentar que las emociones sorprendan, más que que esten programadas. Yo estoy diciendo esto y no es que lo logre. Pero la búsqueda es esa.
—¿Qué podés contar de tu último single Dejar de Pensar?
—Quiero mucho a esa canción. Lo particular de Dejar de Pensar es que para mí tiene un significado de que a veces nos cuesta tomar cartas en el asunto para salir a conseguir lo que queramos conseguir y nos quedamos solamente pensándolo, imaginándolo, sin pasar a la acción. Pensar está buenísimo, pero también está bueno llegar a un punto en el que las cosas se concreten. La canción habla de eso. Particularmente ahora ha encontrado otro significado, por lo menos para mi, sobre la situación que estamos viviendo y el tema del exceso de información donde llega a un punto en el que no querés saber más nada. Creo que son dos cosas que se complementan: intentar encontrar momentos de respiro de tanta información y a, su vez, pasar a la acción lo que tanto queremos conseguir.
—Editaste un disco y lanzaste un single. ¿Qué pensás de esta “nueva” forma de difundir música y que formato elegirías para tus próximas canciones?
—Dejar de pensar empezó con la idea de encarar un segundo disco. Los discos nunca van a dejar de existir. Creo que se ha sumado una posibilidad nueva que a mi me gusta, ahora ya procesada. Me encanta también pensar la música como simples. En primer lugar, porque tenés posibilidad de sacarlo más rápido. A diferencia de un disco que por ahí estuviste un año y lo terminas y decís: “Esto no me representa”, o sí pero a otra versión de vos. Me parece que está buenísima la opción de los simples y que suma l a posibilidad de featuring como también decías.
—En el hecho de lanzar singles también hay un gran trabajo de difusión constante, ¿cómo te llevás con eso?
—Lo que está buenísimo de las redes y de las nuevas plataformas es que podés llegar a gente que antes no podías. Si los sabés manejar, son medios espectaculares. A veces, cuando veo donde suenan mis canciones, no entiendo cómo hay un tipo en Suecia que le puso play. Explicámelo. Eso me parece que está buenísimo de las plataformas digitales.
—¿Cómo ves la música de hoy?
Estos últimos tres años en Argentina hubo una explosión espectacular de gente nueva que es alucinante: Bandalos Chinos, Maru Bertoldi, Conociendo Rusia. No importa si el reggaeton suena por todos lados, o si su secuencia rítmica está por todas partes, si te encontrás con bocanadas de aire fresco que están buenísimas como estas bandas. Igual a mí no me parece mal que exista el reggaeton, para nada. Pero cuando ves que es lo único que ocupa un lugar tan central, está buenísimo encontrarse con otra música.
—¿Cuáles son tus próximos proyectos como artista?
—En cuanto a lo musical, Me alcanza va a ser el próximo single que voy a lanzar. Después, estamos viendo de hacer otra temporada de Cervecitas; estoy escribiendo una serie nueva, que la vamos a hacer junto a Caro Kopeliof; y, además, se va a estrenar El Año de la Furia que es una peli dirigida por Rafa Russo, protagonizada por Joaquín furriel. Tuve una participación como actor y, a su vez, grabé dos canciones originales de la película como cantante.
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