Irrumpió como el futuro de las series. Silenciosamente el nicho de seguidores se convirtió en mares, bajo el poder del boca a boca. Mezcló suspenso con ciencia ficción, con sexo sin límites. No podíamos esperar menos de una serie formulada por los creadores de Matrix. Ocho personas de diferentes países (Kenya, India, Finlandia, Alemania, México, Usa -2- y Corea del Sur) conectadas telepática y psíquicamente. Hermanados en sus conflictos y secretos, visitándose sensorialmente en situaciones tanto de peligro, como en orgías , o hasta en entrevistas de trabajo, un verdadero complemento que vence esa distancia llamada: Espacio – Tiempo. Y llegó la segunda temporada, quizás superando la primera…Pero todo mal!! Al señor Netflix se le ocurrió que el costo de la serie, que era grabada en cada ciudad de cada protagonista, era muy alto, y en pleno auge la cancelaron. ¿Y ahora qué nos queda? ¿Suspendemos nuestra suscripción, juntamos firmas, lloramos bajo la ducha? Disfruten de las dos primeras temporadas y luego elijan la opción que prefieran. Netflix nos volvió a desilusionar con estos finales abiertos como su billetera, supuestamente vacía. Darío Rosemblat.